domingo, 11 de junio de 2017

Preparándose para lo inevitable

Hace un tiempo que he venido espaciando cada vez más los artículos, de algún modo he dejado de escribir, en gran parte porque lo que veo en el mundo exterior no me gusta, no me anima a seguir, el mensaje participativo se ha diluido, apenas se menciona, y cuando se hace es por mera propaganda, cuando no para atacarlo directamente desde los grandes grupos de poder, el movimiento social se ha reducido a cenizas, apenas se ven por la calle las típicas manifestaciones de izquierdas con consignas, o algún sindicato protestando por los derechos exclusivos de un determinado sector,  tampoco ha surgido un movimiento cooperativo potente, ni existen organizaciones estables con capacidad para proponer un cambio real.

No ha cundido el pánico, simplemente mucha gente quería seguir como estaba antes de la crisis, sin saber que eso ya no va a ser posible, otros nos hemos dado cuenta de que todo estaba bien atado, véase que a pesar de que se ha destapado una pequeña parte, pero muy importante de la corrupción, apenas ha ido nadie a la cárcel, y que incluso la corrupción cuenta con el beneplácito, consentimiento y aprobación de gran parte de la sociedad como demuestran las últimas elecciones, en las que los dos grandes partidos han recuperado el espacio perdido, sin que ninguna alternativa ilusionante haya surgido para evitarlo. Otros simplemente se han resignado.

Para colmo las grandes reformas que podrían combatir la caída del espacio del bienestar, han desaparecido de la agenda política, como la reducción de la jornada laboral, para repartir el trabajo y la riqueza, o por ejemplo la lucha por conservar el medioambiente y la sostenibilidad, que se ha disfrazado de marketing, se trazan acuerdos mientras nos esforzamos por encontrar la última gota de combustible que hay en el subsuelo para quemarla, aunque cada vez salga más cara y contaminante.

Mientras caminamos hacia escenarios donde las rentas de la gente con pocos recursos se seguirán reduciendo inexorablemente y las grandes fortunas siguen aumentando también con el beneplácito entusiasta de la sociedad, aunque estas se creen de forma poco ética, esquivando impuestos o con mano de obra en condiciones de semiesclavitud.

La contaminación y el exceso de cemento reduce nuestra calidad de vida, y la escasez de agua y recursos provocados por la sobreexplotación y el cambio climático, anticipan tensiones políticas, migratorias y probablemente guerras impulsadas por la necesidad en amplias partes del mundo. Siria podría ser el ensayo de lo que está por venir, de hecho la carrera armamentística ha recibido un impulso muy importante en medio de la crisis.

Y ante todo esto que podemos hacer, solo puedo recomendar lo que llevo tiempo recomendando en este blog, seguramente practicando la democracia, pero a escala más pequeña, a miniescala de cooperativas inclusivas para ir creciendo, ya que no va a ser posible montar un estado alternativo, tampoco desafiar al poder establecido ante el nivel de alineación existente, ni siquiera democráticamente, en definitiva solo es posible aliarse para estar minimamente preparados para el colapso, para ofrecer una alternativa minimamente viable a los que luego estarán perdidos buscando seguramente a un líder que les guíe hacia el desastre, en esos momentos debemos evitar que cunda el pánico, caer en la violencia y el caos. No va a ser fácil.