lunes, 12 de septiembre de 2016

Cooperativismo, la llave de la democracia

Uno de los grandes problemas del sistema político actual es la incapacidad para promover nuestras propias propuestas, ni siquiera contando con un apoyo mayoritario entre la población, ya que para ser aprobadas estas han de pasar el filtro de las oligarquías asentadas en el poder político y económico. El poder político, supuestamente representativo, en realidad no otorga al pueblo capacidad alguna de cambio. La realidad es que tanto los programas electorales como las líneas ideológicas se difuminan entre mentiras una vez pasado el periodo electoral, a veces incluso antes.

En el último artículo, Los Pilares de la Democracia, dejo patente que ni siquiera es suficiente contar con el poder político. La oligarquía se sustenta en pilares mucho más sólidos que el poder político para mantener su estatus. Pero también dejo abierta una puerta a la esperanza, mencionando la capacidad de transformación social que ofrece el cooperativismo, dejando para el presente artículo un mayor desarrollo de esta idea.

Empecemos con la definición: El cooperativismo es un movimiento que propugna la asociación en cooperativas y la práctica de las mismas. Implica una tendencia a la cooperación en el orden económico y social.


Los principios cooperativos constituyen la base filosófica del movimiento cooperativo, a través de ellos se rigen las cooperativas y. Alianza Cooperativa Internacional (ACI). Estos principios son los siguientes:

  • Adhesión voluntaria y abierta
  • Gestión democrática por parte de los asociados
  • Participación económica de los asociados
  • Autonomía e independencia
  • Educación, formación e información
  • Cooperación entre cooperativas
  • Preocupación por la comunidad

Desde luego, acostumbrados a escuchar nombres de grandes corporaciones cooperativas donde el capital tiene las riendas, el tipo de cooperativa que promueve la ACI suena casi a ser mitológico. En la mayoría de las grandes cooperativas actuales muchos de los trabajadores son meros asalariados, y otros están coaccionados por la presión que pueden realizar los socios de capital o entidades financieras externas. Resulta obvio que no estoy viendo en Coren o en el grupo Mondragón el modelo a seguir, aunque se acerquen mucho más que otras multinacionales clásicas. El modelo a seguir debe ir de la mano de los principios cooperativos que describíamos antes, y de la economía solidaria, entendiendo como tal la que se ubica en valores tales como solidaridad, cooperación, ayuda mutua, reciprocidad, equidad, responsabilidad participativa, cuidado del medio ambiente, nutriéndose tanto de la necesidad personal y familiar, como de la convicción íntima de querer que a nivel general y comunitario las cosas funcionen mejor (y así se introduce un sesgo o factor importante, pues en la economía tradicional y salvo casos aislados, es el Estado el que debería ocuparse del interés general casi en exclusividad, mientras las empresas y sus empresarios principalmente se deberían ocupar del lucro y de la acumulación, con cierta independencia o indiferencia de lo que le pueda ocurrir al medio ambiente y/o a terceras personas).

En definitiva se trata crear algo más que una empresa, se trata de crear un movimiento de ideas que introducen un nuevo paradigma interpretativo de las relaciones sociales, y una nueva forma de practicar y entender el trabajo y la economía.

De poco vale imaginar el control de las instituciones a partir de la política, mientras los bienes de equipo y el patrimonio sigan en manos de las oligarquías, manteniendo el control de la producción, de los recursos y de quien tiene acceso a ellos y quien no. Y digo imaginar porque al fin y al cabo cualquier movimiento político va a estar bajo la influencia de esta oligarquía, que por medios y capital siempre tendrá capacidad para promocionar a su gente y sus ideas a través de favores personales, manipulación y propaganda masivas, y otros muchos medios a su disposición. Incluso aunque algún partido con aspiraciones de poder llegase a ser realmente democrático y participativo en sus mecanismos internos, algo que no he visto hasta ahora, tendría muy difícil construir una sociedad democrática, el ejemplo más evidente lo tenemos en la II República Española, durante la cual, las oligarquías emplearon todo su poder para boicotear las políticas estatales, hasta el punto de promocionar un golpe de estado en el 36.

Por ello, se me antoja imposible pensar en democracia sin que previamente se construyan unos pilares sólidos para construir una sociedad democrática y justa. Y esos pilares solo soy capaz de imaginarlos en torno al cooperativismo, ya que este puede ser el sustento ideológico y económico necesario para sobrevivir en la estrategia para construir una verdadera sociedad democrática.

Herramientas jurídicas no nos faltan, podemos crear cooperativas de crédito, de consumo, agrarias, cooperativas de segundo grado, ... Si ponemos nuestros recursos, humanos y financieros, al servicio del cooperativismo y la economía solidaria, desde el minuto 0 se iniciará una transformación social. Anteponer el comercio cooperativo de base y local es una herramienta poderosa para empoderar a la sociedad, reducir la desigualdad y los desequilibrios comerciales entre el primer y el tercer mundo, y empezar a construir una sociedad democrática donde sea el conjunto de la sociedad la que marque el rumbo de la economía, que sectores conviene potenciar y cuales no, que jornada laboral se ajusta más a nuestras necesidades, que servicios es prioritario atender. Construir en definitiva la sociedad que queremos desde abajo, paso a paso, tomando nuestras propias decisiones, algo que hoy por hoy no somos capaces de hacer.

Pasamos la mayor parte de nuestra vida en el puesto de trabajo o formándonos para conseguirlo, dependemos de el para alimentarnos, a nosotros y a nuestras familias, y sin embargo, no tenemos capacidad para influir en las decisiones afectan a nuestro puesto de trabajo, ni siquiera tenemos derecho a mantener nuestro puesto de trabajo aunque nuestra aportación haya sido clave para la consolidación de la empresa. Es más, el empresario tiene la facultad de tomar decisiones en contra de los trabajadores y de la propia empresa, y ello sin contar el fraude de ley o las sociedades fantasma creadas para estafar a los trabajadores y al estado. Al final los intereses del trabajador se distancian de los intereses de la empresa, la empresa se ve obligada a vigilar la productividad del trabajador, y el trabajador  percibe (e ignora en ocasiones) que incrementando la productividad por encima de los requisitos puede resultar incluso perjudicado ante una reducción de personal.

Al final, de nada vale avanzar tecnológicamente si el excedente se concentra en unos pocos, y se usa para excentricidades que poco tienen que ver con el bienestar, y para controlar al resto de la sociedad a través de la burocracia, el marketing, el entretenimiento de masas, tráfico de favores, y cuando es necesario a través de los agentes de la autoridad.

Me parece interesante este tema, por lo que en los próximos artículos intentaré abordar ejemplos de cooperativas resilientes ante el capitalismo, y una valoración de los contratiempos y las ventajas que nos podemos encontrar a la hora de promover una iniciativa cooperativa.

lunes, 28 de marzo de 2016

Los Pilares de la Democracia

En este blog desde el principio hemos resaltado la necesidad de disponer de mecanismos eficaces de decisión ciudadana en el ámbito político, su ausencia que por si sola demuestra el primitivo estado de desarrollo de la democracia, que por otro lado es común a muchos otros ámbitos de decisión socio-económica de nuestra sociedad. En este artículo se pretende determinar cuales son esos ámbitos de decisión y organización e introducir el debate sobre algunas de sus carencias, para las que habría que diseñar mejores alternativas.

Habitualmente se centraliza el debate en los poderes clásicos, el legislativo, ejecutivo y el judicial, solo con la mejora de estos tres pilares, avanzaríamos mucho en la democratización de nuestra sociedad. Sin embargo hemos de comprender que la independencia y la democratización de estos tres poderes es imposible sin controlar otros que han alcanzado una mayor influencia en nuestra sociedad que los anteriores. Dichos poderes garantizan la estabilidad hegemónica de las oligarquías dominantes, han sido establecidos gracias al pleno control del poder durante siglos, y forman la principal fuente de legitimidad y control sobre este sistema corrupto y deshumanizado.

Estos mecanismos de poder actúan de formas muy diversas, entre ellos voy a destacar los siguientes:

- Sistema Monetario
- Estructura de la propiedad
- Acceso a la información y el conocimiento
- Poder militar

Posteriormente hablaré también de los poderes clásicos, legislativo, ejecutivo y judicial.

Sistema Monetario: Se trata sin duda de la más poderosa herramienta de control social que existe actualmente, está controlada por instituciones privadas, los bancos, ya que son estos quienes crean indirectamente el 95 % de la masa monetaria a partir de las hipotecas, que conceden a quien quieren y en las condiciones que quieren, controlando así que personas, y que sectores van a mover la economía, incluso a quien se le condona la deuda, quien puede seguir endeudándose, a quien se embarga, aunque surjan circunstancias excepcionales y temporales que dificulten el pago de la hipoteca. Si a alguien deberíamos de exigir responsabilidades ante una crisis, es a los bancos privados, ellos son los máximos responsables.

Caso aparte es el caso de la banca privada, a la que solo tienen acceso las grandes fortunas, diseñada para dificultar el trabajo de los inspectores de hacienda, favoreciendo así la evasión de responsabilidades fiscales y la corrupción.

Ni que decir tiene que el dinero una vez creado supone una herramienta extremadamente poderosa, con el se compran voluntades políticas, judiciales, administrativas, personales, propiedades físicas e intelectuales, se regula quien trabaja y quien no, quien tiene derecho a vivienda y quien no, quien debe de ser protegido, quien debe de ser eliminado e incluso donde creamos un conflicto militar.

Mientras entidades no democráticas rijan el control del dinero es imposible construir una sociedad democrática. Pero es que además, el sistema monetario es inestable, favorece la concentración de capital y no puede ser perpetuado en un mundo finito como el actual, ya que exige un crecimiento continuo e infinito, algo que choca con los límites del crecimiento.

Estructura de la propiedad: No es más que una extensión del poder del dinero, ya que ambos pueden ser fácilmente convertibles, especialmente si controlamos la voluntad política, y por consiguiente las posibles expropiaciones en base a supuestos “intereses generales”.

Al igual que en el caso del dinero, a través de ella se coaccionan muchos derechos, como el derecho a un trabajo digno, a la vivienda, e incluso al uso del conocimiento. En base a la propiedad se establecen los principales mecanismos de acumulación de capital. También es ampliamente utilizada para extorsionar a los mercados, ya que a través de ella se pueden regular los precios, asfixiar a la competencia o crear mecanismos de especulación sobre bienes de primera necesidad.

Una de las peores consecuencias de la estructura y distribución de la propiedad actual, es que los obreros carecen de capacidad de decisión en el ámbito laboral, que donde pasan gran parte de su vida, y de donde salen los ingresos para sostener su economía, y finalmente la economía común de toda la sociedad. La sumisión además aumenta en épocas de crisis, cuando el trabajo escasea, y en ocasiones llega incluso a renunciar a sus derechos, o a arriesgarse a incumplir las obligaciones legales que conlleva su trabajo, renunciando también a usar el equipamiento de seguridad requerido para el desempeño de su labor profesional. En la práctica los obreros forman parte de la empresa, y deberían de poder participar activamente y con poder real en la toma de decisiones dentro de la misma, con el objetivo de limitar el poder que ejercen los puestos directivos y los propietarios de la empresa. Este objetivo es utópico actualmente en la empresa privada, y solo es alcanzable en las cooperativas de base, al menos por el momento.

La distribución de la propiedad es mucho más importante que la monetaria, ya que la moneda es un bien meramente especulativo, con un valor totalmente ficticio, basado en la confianza, y por tanto fácilmente depreciable, la inflación es una forma de devaluar fácilmente la moneda que hemos visto en múltiples ocasiones a lo largo de la historia. Las propiedades en cambio, si tienen un valor real, un valor que debe de ser puesto al servicio de la ciudadanía.

Solo con una distribución adecuada de la propiedad, cuidando que sus usos se ajusten al interés general de la ciudadanía, podríamos vivir en una sociedad justa. Quiero aclarar que esa distribución no implica una intervención total sobre la economía como hemos visto en los países comunistas, también que además de la propiedad estatal y la privada, existe la propiedad colectiva, que puede llegar a ser mucho más decisiva a la hora de establecer un proceso de cambio.

Acceso a la información y el conocimiento: Este pilar de la democracia abarca múltiples ámbitos, que van desde el sistema educativo y formativo hasta las leyes de propiedad intelectual, pasando por el control de los medios de comunicación de masas, la propaganda o la publicación de estudios técnicos y científicos entre otros.

La manipulación o el uso interesado de cualquiera de estos medios en contra del interés general sin duda coacciona cualquier sistema democrático, ya que a través de el se puede moldear la opinión pública, hasta el punto de que una gran parte de la población llegue a negar las realidades que tienen ante sus ojos.

En realidad todos estos canales de información y conocimiento sufren en mayor o menor medida una influencia constante por parte de los poderes económicos, hasta el punto de que en ocasiones resulta complejo tener una opinión propia y fundamentada acerca de la realidad y el bien común.

El Poder Militar: Por desgracia, a través de el se siguen imponiendo leyes injustas, sistemas económicos, dictaduras y golpes de estado, se siguen controlando los recursos geoestratégicos, se mantiene la actividad de las mafias y de los poderes oscuros. Y lo peor está por venir, ya que está proliferando la creación de ejércitos privados, como Black Water (ahora Academi), Defion, Aegis Defense Services, Triple Canopy, DynCorp, Unity Resources Group, Al Quaeda, ISIS, ..., ejércitos subvencionados en muchos casos por fondos públicos, pero sobre los que los estados no tienen poder alguno, más allá del dinero que les proporcionan de forma generosa. Regresamos a los señores de la guerra. Incluso en el ámbito de la seguridad ciudadana se están extendiendo las competencias y las actividades de la seguridad privada en detrimento de las fuerzas de seguridad del estado. GS4 por ejemplo cuenta con 620.000 efectivos trabajando en el ámbito de la seguridad privada. Esta situación sin duda debilita la posición de cualquier gobierno que quiera tomar medidas en contra del poder establecido.

Poder Legislativo: Tal y como llevamos tiempo advirtiendo, este poder que reside en el parlamento carece desde hace tiempo de representatividad real, ni de garantías democráticas que permitan que se cumpla la voluntad del pueblo, del cual se supone que emana este poder. La Partidocracia y la ausencia real de mecanismos de participación ciudadana son su principal lastre. Probablemente la solución esté cerca de la democracia líquida, tal y como hemos tratando en varios artículos a lo largo de este blog.

Poder Ejecutivo: Está gestionado por el gobierno, cuyo poder emana del parlamento, por lo que está sujeto a las mismas carencias y para nada es independiente del poder legislativo, es un todo uno. El control sobre la ejecución de las normas por parte de la Partidocracia que legisla favorece todavía más la corrupción, al poder influir en la vigilancia de su cumplimiento a conveniencia. El ministerio de hacienda, los cuerpos de seguridad del estado, el control sobre la igualdad de criterios en los concursos públicos, son ejemplos de organismos que habitualmente son coaccionados por el gobierno a su conveniencia. Una opción sería delegar parte de las labores de gobierno en la función pública a través de sistemas de sorteo entre los funcionarios que tengan mejores méritos en el ejercicio de su labor, especialmente cuando se trata simplemente de hacer cumplir las normas que emanan del poder legislativo.

Poder Judicial: Es un organismo que se presupone independiente, y de hecho existe una cierta separación e independencia del poder judicial, sin embargo los principales procesos judiciales, aquellos que afectan a las cúpulas de poder están controlados por cargos nombrados a dedo, y es frecuente ver como se apartan a jueces hostiles de sus causas, o como se reducen desde el gobierno los recursos económicos destinados a la investigación de las causas, así como se redactan leyes para entorpecer la documentación de las causas a través de leyes de protección de datos, y otras limitaciones destinadas fundamentalmente a proteger a las mafias instaladas en el poder.

Conclusión:

Después de este análisis, poco alentador, solo puedo decir que la democracia de existir, está en pañales, que lo poco que hemos conseguido está en peligro, y que para alcanzar la madurez democrática es necesario un esfuerzo colectivo de dimensiones muy superior al alcanzado durante el 15M y enfocado a la acción más que a la protesta. Queda claro que hay poderes que están muy por encima del poder político, y que por tanto la acción política, solo puede complementar otras acciones de mayor calado en el ámbito socio-económico.

Alternativas:

Ante un panorama tan desolador es muy complejo generar alternativas que impliquen procesos de cambio, sin embargo en manos de la clase obrera existen suficientes herramientas de cambio para realizar esta transformación social. Su principal activo es el capital humano, la fuerza de trabajo y el conocimiento adquirido. El poder de consumo es más limitado debido a que la mayor parte del capital está en manos de unos pocos, pero también es importante. Estrechando lazos entre el consumidor y el cooperativismo de base (no controlado por socios capitalistas mayoritarios) se pueden generar estructuras de empoderamiento suficientemente fuertes como para llegar a limitar el poder de las oligarquías, incluso antes de conquistar el poder político.

Desde mi punto de vista, la lucha se debe de entender como una acción colectiva en base al interés común, cuyo objetivo principal sea empoderar social y económicamente a todas las partes implicadas desde el primer momento, solo así se pueden lograr avances significativos en la democratización de la sociedad. De este tema hablaré más extensamente en el siguiente artículo.