miércoles, 15 de mayo de 2013

Homenaje al 15M


Recuerdos de un movimiento que ha hecho historia, y que ha marcado un antes y un después en las relaciones humanas, un cambio de paradigma social marcado fundamentalmente por la decapitación de los referentes morales de la sociedad, por el establecimiento de incipientes redes de colaboración, por la descentralización en las redes de información y por un aumento global de la conciencia social.

No pocos han quedado decepcionados con el resultado de este movimiento, piensan que no se ha conseguido nada, las encuestas muestran al respecto cambios importantes, tan importantes que ya nadie da crédito a los mismos. Pero quizás estas encuestas no reflejen tampoco la realidad de los cambios, mucho más profundos si cabe, mientras unos observan atónitos como décadas de manipulación y control social se esfuman delante de sus narices sin que puedan hacer nada, y otros intentan sin éxito abanderar y capitalizar los éxitos del movimiento, el movimiento cobra vida propia, en la conciencia de cada uno de nosotros.

A pesar de ello hay quien se atreve a decir que el 15-M está muerto, su desacierto se basa en que pensaban que el 15M era una revolución mágica que iba cambiar nuestras vidas de la noche a la mañana, pero este tipo de actos de brujería están reservados más bien a políticos y hechiceros, personajes muy doctos en el arte de distraer la percepción del espectador acerca de lo que realmente está ocurriendo. El 15M era otra cosa, y su único acto de magia ha sido esfumarse para mantenerse fiel a sus principios.

Por que en realidad el cambio empieza ahora que ya no tienen el control del movimiento, ahora que no pueden manipularnos desde una máquina centralizada de información, ahora que ya no existe el referente clásico que aglutina al sector crítico, ahora que ya no pueden boicotear tal o cual organización, por que el cambio se produce cada día desde un lugar diferente, y en todos a la vez. No, el 15M no está muerto, simplemente ha replegado líneas, y ha descentralizado la lucha, para establecer una guerra de guerrillas, una revolución no se gana con manifestaciones, ni con enfrentamientos inútiles, una revolución se gana con ideas y con acciones concretas para construir un nuevo sistema.